 
    
Textos anteriores a la Edad Media · Los Cantares de Gesta · Fragmentos épicos y romances · Antologías de temas medievales · Obras de los siglos IX, X y XI · Obras del siglo XII · Obras del siglo XIII · Obras del siglo XIV · Obras del siglo XV · Obras del siglo XVI · Obras del siglo XVII · Obras de los siglos XVIII, XIX y XX · Ensayo · Teatro · Ópera · Novela · Poesía
Este apartado tiene como novedad los libros de cuentos que siguiendo la estela de las 1.001 noches comienzan a proliferar en la Europa medieval. La literatura se va alejando del mundo de la épica, va perfeccionando sus ficciones amorosas y caballerescas, a la par que la juglaría y la trova se van asociando cada vez más al entretenimiento y al ocio cortesano. En contraposición al juglar oral surge el lector público.
 
    
    Anonymous, The Mabinogion: From the Llyfr Coch o Hergest, and other ancient Welsh manuscripts, with an English translation and notes
    Ed. Longmans, London 1894
    
    Now at that time the bards were in great favour with the exalted of the kingdom; and then none performed the office of those who are now called heralds, unless they were learned men, not only
    expert in the service of kings and princes, but studious and well versed in the lineage, and arms, and exploits of princes and kings, and in discussions concerning foreign kingdoms, and the
    ancient things of this kingdom, and chiefly in the annals of the first nobles; and also were prepared always with their answers in various languages, Latin, French, Welsh, and English.
     
 
    
    Anónimo, Poema de Alfonso XI
    Ed. Rivadeneyra Madrid 1877
    
    Estas palabras desían
    Donsellas en sus cantares,
    Los estrumentos tannían
    Por las Huelgas los jograles.
    El laud yban tanniendo,
    Estormento falaguero,
    La vihuela tanniendo,
    El rabé con el salterio.
    
 
    
    Geoffrey Chaucer, The Canterbury tales
    Ed. The great books foundation, Illinois 1961
    
    He was a jangler and a goliardese
    And that was most of sin and harlotries. Well could he
    stealen corn and tollèn thrice,
    And yet he had a thumb of gold pardee.
    A white coat and a blue hood wearèd he.
    A bagpipe well could he blow and sound
    And therewithal he brought us out of town.
 
    
    Anónimo, Las florecillas de san Francisco
    Ed. Salvat, Estella 1969
    
    Sus extravagancias daban en rostro a los prudentes; pero San Francisco, que respetaba la «gracia» particular de cada hermano y sabía descubrir la veta de la auténtica santidad, solía decir:
    «¡Quién me diera un bosque de juníperos!»
    Entró en la fraternidad en 1210. Santa Clara, que lo apodaba el «juglar de Dios», lo quiso a su cabecera a la hora de su muerte en 1253. Falleció en Roma en 1258.
 
    
    Ramón Muntaner, Crónica
    Ed. Alianza, Madrid 1970
    
    Cuando estuvimos todos sentados el juglar Remasset cantó en alta voz delante del rey un serventesio nuevo que dicho señor infante don Pedro había hecho en honor de dicho señor rey.
    El tema del serventesio era este: que dicho señor infante le decía en él lo que significaba la corona, y el pomo, y el cetro, y por su significado lo que el señor rey debía hacer.
 
    
    Anónimo, El cantar de Rodrigo
    Ed. Aubí, Zaragoza 1972
    
    Et dixo al conde:         "Muertos somos, ¡mal pecado!
    Ca haevo aqui los poderes     del rey don Sancho mi hermano."
    Et el conde tendió los ojos,     e fue los poderes devisando,
    E conoçio los poderes,         e fue muy ledo e muy pagado.
 
    
    Anonymous, Sir Gawain and the Green Kinght
    Ed. Penguin, London 1974
    
    Then to the table the two went together,
    The King and the constant knight, and keen men served them
    Double portions of each dainty with all due dignity,
    All manner of meat, and minstrelsy too.
    Daylong they delighted till darkness came
    To their shores.
 
    
    Juan Ruiz, Libro de Buen Amor
    Ed. EDILAN, Barcelona 1975
    
    Estava don Carnal rica mente assentado,
    A messa mucho farta en un rico estrado,
    Delante sus juglares como ome onrrado;
    Dessas muchas vyandas era byen abastado.
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Libro de Buen Amor
    Ed. Everest, León 1978
    
    Entonces, desesperado, concebí la idea de enviarle una cantiga declarándole mi amor. Busqué a una mensajera que llevase la misiva y le dije:
    -Vé y entrégasela en mano lo antes posible. Luego vuelve y dame a conocer su respuesta.
 
    
    Pero López de Ayala, Rimado de palacio
    Ed. Alhambra, Madrid 1978
     
    Pero que non podia el mundo asy del todo oluidar,
    E como asy yazia en tan estrecho lugar,
    Oluidado de plazere cansado de pesar,
    Fize luego este fecho deste breue cantar.
    Tristura e cuydado
    Son conmigo toda via,
    Pues plazer e alegría
    Asy me han desanparado.
    
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Libro de Buen Amor
    Ed. Juventud, Barcelona 1979
    
    Enxienplo de la rraposa e del cuervo
    >>Bien se cuydó el cuervo que el su grojear
    >>plasíe a tod'el mundo, más que otro cantar:
    >>creyó que la su lengua e su mucho gasnar
    >>alegrava las gentes, más que otro juglar.
 
    
    Giovanni Boccaccio, El Decamerón
    Ed. Sopena, Barcelona 1980
    
    Y levantadas las mesas, como todas las damas sabían danzar, e igualmente los mancebos, y algunos de ellos tañer muy bien y cantar, mandó la reina que se trajesen allí los instrumentos, y por
    mandato de ella Dioneo tomó el laúd y Fiamenta una vihuela y comenzaron a tañer una danza, muy dulce y suavemente. La reina mandó a los servidores que fuesen a comer, y muy alegremente, con las
    otras damas y con los dos mozos, se pusieron a danzar, y después con muchas dulces canciones alegraron la fiesta.,
    
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor
    Ed. Espasa-Calpe, Madrid 1981
    
    Trompas e añafiles salen con atambales,
    non fueron tiempo ha plasenterías tales,
    tan grandes alegrías nin atán comunales,
    de juglares van llenas cuestas e eriales.
 
    
    Anónimo, El caballero Zifar
    Ed. Castalia, Madrid 1982
    
    «¿Pues resçebides esta dueña como santa eglesia manda por muger?» Dixo él: «Sí resçibo». Allí se tomaron por las manos e fueron oír misa a la capiella, e desí ayantar. E después fueron los
    cavalleros a bofordar e a lançar e a fazer sus demandas e a correr toros e a fazer grandes alegrías. Allí fueron dados muchos paños e muchas joyas a joglares e a cavalleros e a pobres.
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Libro de Buen Amor
    Ed. Orbis, Barcelona 1982
     
    Hice luego cantigas para danzas ligeras,
    para judías, moras y para medianeras,
    con destino a instrumentos de todas las maneras:
    el cantar que no sepas óyelo a cantaderas.
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Libro de Buen Amor
    Ed. Castalia, Madrid 1990
     
    Presente estaba el burro; le nombraron juglar.
    Como estaba muy gordo, comenzó a retozar
    y, tocando el tambor, muy alto a rebuznar;
    al león y a los otros les llegaba a atronar.
    Con tal cazurrería el león fue sañudo,
    en canal quiso abrirle, alcanzarle no pudó,
    pues huyó el del tambor del caso peliagudo;
    
    
 
    
    Anónimo, Sir Gawain y el Caballero Verde
    Ed. Siruela, Madrid 1982
     
Por tanto quiero rememorar aquí cierta maravilla que algunos presenciaron, y una de las más admirables aventuras que se cuentas entre los prodigios de Arturo. Si prestáis atención un momento a este lai, os lo contaré tal como lo he oído yo en la ciudad, y ha sido escrito en forma de historia atrevida y valerosa, y durante tanto tiempo se conservado con letra segura.
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Libro de Buen Amor
    Ed. Edelvives, Zaragoza 1993
     
    Si queredes, señores, oír un buen solaz,
    escuchad esl romance, sosegadvos en paz;
    non vos diré mentira en quanto en él yaz,
    ca por todo el mundo se usa e se faz.
    E porque mejor de todos sea escuchado,
    fablaros he por trobas e por cuento rimado:
    es un dezir fermoso e saber sin pecado,
    razón más placentera, fablar más apostado.
    
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Libro de Buen Amor
    Ed. Edicomunicación, Barcelona 1993
    
    Cuando el tahúr pierde la vergüenza al tablero,
    si se juega el abrigo, se jugará el braguero;
    una vez la cantadora lanza el primer cantar,
    siempre los pies le bullen y poco para el pandero.
    Tejedor y cantadora nunca tienen los pies quietos,
    en el telar y al bailar siempre bullen los dedos;
    la mujer sin vergüenza, ni con darle cien Toledos,
    dejará de hacer sus desapacibles antojos.
    
 
    
    Infante don Juan Manuel, El conde de Lucanor
    Ed. Edicomunicación, Barcelona 1994
    
    Sucedió que un día yendo de viaje con sus juglares, encontraron a un escudero que venía de cazar y había matado a un ciervo. (...) El escudero preguntó a los tres quienes eran y de dónde venían.
    Ellos dijeron que eran juglares. Al oír esto se alegró mucho y les dijo que venía de caza, muy alegre, y que para acabarse de alegrar quería que, pues tan buenos juglares eran, le acompañasen esa
    noche. (...) El sultán, a quien el escudero creía juglar, al oír esto se alegró mucho y resolvió detenerse en su casa. (...) Cuando el anciano caballero oyó esto comprendió que el que hacía la
    pregunta no era un juglar y le contestó que después de comer les respondería.
 
    
    Dante Alighieri, La divina comedia
    Ed. M. E., Madrid 1994
    
    Ella (Francesca) me contestó:
    -No hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la miseria: y eso lo sabe bien tu Maestro. Pero si tienes tanto deseo de conocer cuál fue la el principal origen de nuestro amor, haré como
    el que habla y llora a la vez. Leíamos un día por pasatiempo las aventuras de Lancelote, y de qué modo cayó en las redes del Amor: estábamos solos y sin abrigar sospecha alguna. Aquella lectura
    hizo que nuestros ojos se buscaran muchas veces y que palideciera nuestro semblante: mas un solo pasaje fue el que decidió de nosotros.
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Libro de Buen Amor
    Ed. Altaya, Barcelona 1995
    
    Fiz con gran pesar una troba caçurra;
    la dueña que la oyere por ello non me aburra:
    ca devriénme dezir neçio e más que bestia burra,
    si de tan grand escarnio yo non trobase burla.
    
 
    
    Juan del Enzina, Obra completa
    Ed. Biblioteca Castro, Madrid 1996
    
    ¡Ora juro a non de Dios!  
    tus trobas y cantilenas,
    que dizen que son agenas
    y eldueño tú no lo sós.
    Desenártote entre nos,
    aunque estás en terrería.
    ¡Juro a diez, más es la mía!
 
    
    William Langland, Pedro el labriego
    Ed. Gredos, Madrid 1997
     
Algunos se dedicaban a entretener al estilo trovadoresco y creo que obtenían oro a base de cantar; pero otros eran unos embaucadores y vulgares bufones, verdaderos hijos de Judas. Urden narraciones fantásticas acerca de su persona y se hacen pasar por imbéciles; con todo, cuando les conviene, muestran ingenio suficiente y, si preciso fuera, podrían trabajar fácilmente por su sustento. No mencionaré lo que Pablo afirma de ellos. Con esta cita basta; el que habla de iniquidad, etc. es siervo del Diablo.
 
    
    Anonyme, Le roman de Perceforest troisieme partie, Vol. 2
    Le chevalier doré, <<roi des jousteurs>>
    Ed. Doz, Géneve 1999
     
    Le roy Lucidés, qui les avoit bien entendus, dist: <<Vous, dames e chevaliers, et vous, heraulx et menestrelz que devez celebrer les fais des vaillans chevaliers et les noncier por toutes
    terres, ne faittes plus mencion des proesses faittes en esbanoys de joustes, ou valeur d'un preu chevalier peut estr esprouvé, synon de la proesse du Chevalier Doré qui a au jour d'hui suppedité
    a la lance tous les chevaliers, dont personne qui soit icy ne sçavroit parler de plus preu. (...)>>
 
    
    Geoffrey Chaucer, Toilo y Criseida
    Ed. Cátedra, Madrid 2001
     
Pues aunque el mejor arpista vivo tocara con el arpa de mejor sonido que nunca existió con sus cinco dedos, tocando sólo una cuerda o sólo una melodía, aunque sus uñas estuvieran más afiladas, haría que todo el mundo se aburriera de oír su música y se hartara de sus toques.
 
    
    Geoffrey Chaucer, Cuentos de Canterbury
    Ed. Longseller, Buenos Aires 2001
    
    Un paño rojo cubría el hierro de planchar y sobre este tenía un salterio que tocaba cada noche, llenando su aposento de agradables melodías. Solía entonar el Angelus de la Virgen y cantar la
    Tonadilla del rey. La gente elogiaba su timbrada voz. De este modo pasaba el tiempo este simpático estudiante, con la ayuda de los ingresos que tenía y de lo que sus amigos le proveían.
    *inversamente en el prólogo de la obra se habla de un hecho asombroso, un escolar que en vez de vihuela y salterio, tenía en su aposento libros de filosofía.
 
    
    Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; El libro del Buen Amor
    Ed. Folio, Barcelona 2002
    
    Estaba Don Carnal ricamente asentado
    A mesa mucho farta en un rico estrado
    Delante sus juglares como ome honrado.
 
    
    Geoffrey Chaucer, The canterbury Tales III
    Ed. del Prado, Madrid 2003
    
    This ies th'effect, their namoore to sayn,
    For sorwe of which he brak his mynstalcie,
    Bothe harpe, and lute, and gyterne, and sautrie,
    And eek he brak hise arwes and his bowe,
    And after that thus spak he to the crowe.
 
    
    Hernando del Castillo, Cancionero General II
    Ed. Castalia, Madrid 2005
    
    Vos no fustes dançador, / teneys partes de juglar;
    no sopistes el justar, / antes simple trobador:
    vuestro ser más verdadero, / natural que os desatienta ,
    es sobervia quando asienta / en el qu' es pobre escudero.
     
 
    
    Jean d'Arras, Melusina
    Ed. Siruela, Madrid 2008
    
    
    >>Hijos (Melusina  a sus hijos soldados), además os recomiendo que no creáis ni confiéis en juglar ni en adularor, ni en hombre que hable mal de otro a sus espaldas;
 
    
    Anónimo, Lancelot-Grail. The old french Arthurian vulgate and post-vulgate in translation
    Ed. Boydell & Brewer, Sufflok 2010
    
    After de meal, it was inevitable that many of the lithe young knights who were there would fell like entertainint themselves and havin a good tiem, and so the threw themselves into amusements of
    many kinds. Some played backgammon or chess or some other kind of game, and others sang and danced or watched the ladies dance. Still others, some of them members of the household and some of
    them visitors from elsewhere, went to joust.
 
    
    Anónimo, Libro de miseria de omne
    Ed. Cátedra, Madrid 2012
     
    Todos los que vos preciades venit a seer conmigo,
    más vos preciaredes siempre si oyerdes lo que digo;
    el que bien lo retoviere a Dios abrá por amigo,
    ca sabrá dexar abolezas muchas que trae consigo.
    
 
    
    Geoffrey Chaucer, Cuentos de Canterbury
    Ed. Universidad de Extremadura, Cáceres 2013
    
    «Llamad para que vengan, llamad a todos mis juglares
    -dijo él-, y pedidles que cuenten algún cuento,
    mientras me coloco la armadura encima.
    Algún romance que sea verdaderamente propio de un rey,
    de obispo, papa o cardenal,
    y también de un enamorado triste.»